miércoles, 20 de enero de 2010

Visita del dia 15

La práctica a la que asistimos junto al profesor a la Fundación Carlos de Amberesnos ofrecia una aproximación a los tiempos de Felipe II y Felipe III en el contexto de la política exterior. La muestra de cuadros y textos y documentos de la época analizan este periodo esencial de la historia situándolo en el contexto de una política de paces que marca de manera singular los años 1598-1618 hasta el inicio de la Guerra de los Treinta Años y la posterior reanudación de las hostilidades en los Países Bajos a partir de 1621.


Tiempo de Paces (1609-2009)

La Pax Hispanica y la Tregua de los Doce Años


El 9 de Abril de1609 se firmo en Amberes la Tregua de los doce años (1609-1621) entre la no,marquia de Felipe III, los archiduques y la republica holandesa que supuso un soignificativo parentesis en la guerra de Flandes (1567-1648), proceso de separacion de las Diecisiete Provincias entre las que se mantuvieron leales a la casa de Austria y los que acabaron articulando su independencia en un régimen confederal y republicano. La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y la fundación Carlos de Amberes quieren analizar este periodo esencial de la historia situándolo en el contexto de una política de paces que marca de manera singular los años 1598-1618 hasta el inicio de la guerra de los 30 años y la posterior reanudación de las hostilidades en los países bajos a partir de 1621.
Ese reiterado y comprometido esfuerzo por pacificar l9os conflictos, alcanzar acuerdos estables con otros príncipes y republicas primando a menudo la política sobre la religión, y reducir los compromisos bélicos para tratar de sanear la situación económica, presentando una imagen más conciliadora y protectora, conforman el reinado de Felipe III y el valimiento del Duque de Lerma. Pero esta Pax Hispanica no hubiera sido posible sin el concurso de otros soberanos, como Enrique IV de Francia, Jacobo I Estuardo, los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, o papas como Clemente VIII y Pablo V, y de ahí la importancia de presentar la tregua en el contexto de la política europea.
Para la gente de hoy, puede resultar muy estimulante una reflexión sobre este tiempo de paces en el que la política supo poner freno al fanatismo religioso, en el que la búsqueda y la conservación de la paz se estimó como el objetivo primordial, en el que se trataron de construir unas relaciones más estables y prosperas, y se puso fin por un tiempo a la dinámica bélica del siglo XVI. Las guerras no cesaron, pero si su intensidad y sus repercusiones. Los conflictos se llevaron al terreno de la militancia confesional, la propaganda y la rivalidad diplomática, y se oyeron voces que abogaban por la tolerancia, la convivencia pacífica y las libertades. Por ello merece la pena dedicar una exposición a este paréntesis de esperanzas y acuerdos que supo dar alternativas a conflicto que parecían irresolubles.



La revuelta de los Países Bajos (1559-1597)

Tras la abdicación de Carlos I y la paz de Cateau-Cambrésis (1559), las diecisiete provincias quedaban incorporadas a la nueva monarquía católica e Felipe II. Las reformas institucionales y fiscales chocan con los privilegios de un territorio chocan con los privilegios de un territorio muy fragmentado, y la persecución del protestantismo provoca un movimiento de resistencia que propiciará la revuelta iconoclasta. La severa represión contra los rebeldes genera el discurso de la tiranía que nutre la leyenda negra antiespañola, y la falta de recursos financieros para costear el ejército de Flandes ocasiona motines y el saqueo de Amberes. LA alternativa a esta (ocupación extranjera) se concreta en la pacificación de Gante 1576 y el edicto perpetuo 1577; el espíritu de este acuerdo se aprecia en el debate de la solución al conflicto político (lealtad, privilegio, libertades y soberanía) entre las Diecisiete Provincias y el monarca católico.
Se articulan dos bandos las uniones de Arrás y de Utrecht, en las que se van a alienando unas provincias católicas al sur y otras bajo el liderazgo. Tras la abjuración de Felipe II y el fracaso de un modelo de soberanía electiva, los Estado generales optan por un régimen republicano. Farnesio emprende la pacificación del territorio combinando el uso de la fuerza y una política de reconciliación que termina con la recuperación de Amberes en 1585. Este avance se ve frenado por al Gran armada de 1588 y la intervención en las guerras de religión en Francia.



La Pax Hispanica en el contexto europeo (1598-1617)

Estrategias de pacificación y recuperación

La paz con Francia era uno de los pilares básicos de la Pax Hispanica, y por ello los tratados de Berbins (1598) y Lyon (1601) se verán confirmados con los dobles matrimonios de 1615. LA nueva estrategia de pacificación de los Países Bajos incluye la cesión de la soberanía de las Diecisiete Provincias y el franco condado como dote de la infanta Isabel. Los archiduques construirán una nueva relación con sus súbditos, reforzaran el avance de la reforma católica y mantendrán intactos los intereses patrimoniales de la casa de Austria. Además el soberano e la nueva Gran Bretaña Jacobo Estuardo, favorece el entendimiento hispano-ingles en la Paz de Londres (1604) aunque se refuerza el aislamiento de los holandeses, Francia y Gran Bretaña serán garantes de cualquier futuro acuerdo de paz entre ambas partes.
En 1609 Hugo Grocio publica su discurso De la Libertad de los Mares, defendiendo principios claves del derecho público internacional basados en la escuela de salamanca, que atañen a la libre circulación de bienes y personas y critican el monopolio ibérico sobre el dominio de los mares y el tráfico internacional. La Toma de Ostense (16049 y las campañas en Frisisa (1605-1606) fuerzan la apertura de negociaciones. El ataque frente a Gibraltar contra la escuadra española destinada al control del estrecho obliga a ampliar los límites del alto el fuego a los mares.


La tregua de los doce años (1609-1621)

El desgaste entre los contendientes favorece un alto el fuego en 1607 y el inicio formal de negociaciones en la Haya. De un posible tratado de paz definitivo se va retrocediendo hasta un acuerdo de mínimos: la Tregua de los Doce Años (1609-1621). Se debate sobre la solución constitucional al conflicto político, el comercio con los territorios de la monarquía en Europa y en las indias, la libertad de culto y la tolerancia religiosa, o la navegación en el escalda. Ningún otro conflicto será tan prolífico en instrumentos de propaganda, repercusión mediática e implicaciones internacionales como la Revuelta de los Países Bajos, su represión, y la construcción de la nueva identidad republicana holandesa.
En 1616 Felipe III es jurado como sucesor natural de los archiduques, que carecían de descendencia directa. El balance entre beneficios y costes de la Pax Hispánica empezaba a pasara factura por el impacto de las mercancías extranjeras sobre las producciones españolas, la expansión colonial en los dominios indianos, el progresivo ascendiente político de los reputacioncitas contrarios a las concesiones hechas en los acuerdos con herejes, infieles y rebeldes. La republica holandesa también se hallaba dividida entre los partidarios de la paz y los que se beneficiaban con el enfrentamiento con la Monarquía española. El conflicto cesara por fin con la Paz Munster (1648), que reconoce formalmente la independencia holandesa.





Abhay Reyes de la Guerra

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